La primera vez que me uní a ellos fue en noviembre de 2017 como voluntario para el mantenimiento de invierno. Me uní porque tenía muchas ganas de apoyar el proyecto de mantener vivos los barcos clásicos.
Desde el primer momento en que me di cuenta de que este barco es único en su especie. Fue construida a mano como parte de un proyecto muy personal, y eso le da al barco una especie de personalidad propia que realmente la hace especial. Y es esa personalidad la que, en mi opinión, reúne en torno a personas tan increíbles como las que encontré allí.
He visto cómo este barco cambió muchas vidas y ayudó a muchas personas a descubrir mucho sobre sí mismas. En mi caso particular, cuando terminé mi primer período a bordo como voluntario, sentí que había estado mirando el mundo a través de un pequeño ojo de buey antes, y que las semanas que pasé a bordo me abrieron muchas ventanas en mi vida que ofrecían una vista panorámica sobre lo grande que era el mundo. Y lo más increíble fue que todo eso pasó estando amarrado junto al río.
Tuve el placer de unirme a ellos durante un mes como miembro de la tripulación después de eso. También fue una experiencia increíble, y es la prueba perfecta de cómo este barco siempre encuentra la manera de mantener a su tripulación cerca.
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