La aventura comienza en A Coruña, una vibrante ciudad portuaria gallega famosa por su legado marinero, su antiguo faro romano (la Torre de Hércules) y su animado centro histórico. Antes de embarcar, los viajeros pueden pasear por el pintoresco paseo marítimo o explorar los animados mercados y cafés cerca del puerto.
Una vez zarpada, el velero traza rumbo norte a lo largo de la costa atlántica, al ritmo del viento y las olas. La vida a bordo se adapta a los elementos, ofreciendo un ritmo más pausado y consciente. Los huéspedes están invitados a participar: tomar el timón, ajustar las velas o aprender las antiguas técnicas marineras de la tripulación. El viaje evoluciona según el clima y la ruta, pero siempre hay tiempo para relajarse en cubierta, observar delfines jugando en la estela o simplemente disfrutar de un buen libro mientras la costa pasa.
Nuestro viaje concluye en Brest, una importante ciudad naval en el extremo oeste de Francia, conocida por su profundo arraigo marítimo. Rodeada de robustas defensas costeras y sede del Museo Marítimo Nacional, Brest combina la profundidad histórica con una presencia náutica moderna. Su puerto bulle de actividad —barcos, buques de investigación y veleros por igual—, lo que la convierte en un destino ideal para completar esta experiencia de navegación por el Atlántico.
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