Con más de 13 años de experiencia navegando, he tenido la suerte de vivir el mar desde múltiples perspectivas: a bordo de buques de salvamento, cargueros, ferrys de pasajeros y veleros de regata, lo que me ha dado una visión completa y profunda de la navegación y de lo que significa convivir con el mar en todas sus formas.

Pero si hay un lugar que me ha robado el alma, ese es el Mediterráneo. Sus aguas, su luz, su historia y su gente lo convierten en un auténtico paraíso. Navegar por Menorca es, para mí, una forma de vida, una oportunidad constante de compartir mi pasión y mostrar a otros la magia de este rincón del mundo.

Cada travesía es una experiencia única, una mezcla de técnica, respeto por la naturaleza y, sobre todo, disfrute auténtico del mar. Eso es lo que intento transmitir cada vez que zarpo: el placer de navegar con calma, con conocimiento, y con los sentidos bien abiertos.